Nana para un despertar
Nos dijeron: aquí naciste, aquí vivirás.
De esta raza tú serás y a esta estirpe tú pertenecerás.
Nos enseñaron a andar según los pasos de alguien a quien nunca conocimos.
A pertenecer a un lugar.
Nos dieron sólo un cuarto de rienda suelta.
Nos amarraron y nos moldearon
en moldes ya prefabricados e interesados.
Nos quisieron encadenar a unas fronteras,
a un muro.
Nos colocaron unas gafas con cristales limitados.
Y todo esto lo hicieron con nuestro beneplácito.
Y aún quieren que sigamos dormidos.
Pero ya no cuentan con nuestro beneplácito.
De la tierra surge una nana para un despertar.
El espíritu de la valeriana es tranquilo
y nos relaja con nosotros mismos y con la vida.
Pero, al mismo tiempo, nos devuelve la confianza cuando perdemos la esperanza y la alegría,
no permitiendo que nos paralizemos y ayudándonos a recuperar el convencimiento.
Podemos beneficiarnos de su magia en forma de saquitos, de incienso,
de infusiones o de elixires florales.
Nos dijeron: cuidado con lo desconocido, cuidado con lo extranjero.
Nos enseñaron a amar, pero sólo a lo familiar.
Y nuestro corazón se fue haciendo chiquito y dividido,
lento y angustioso.
Nos amenazaron si compartíamos nuestra vida,
si renegábamos de nuestra educación,
de nuestro origen
y de nuestra raza.
Nos dividieron nuestras posibilidades
y nos dividieron la tierra.
Y todo esto con nuestro beneplácito.
Y a su comportamiento lo llamaron legalidad.
A su camino, justicia.
A la sangre, a la esclavitud y al engaño, democracia.
Y aún quieren que sigamos dormidos.
Pero ya no cuentan con nuestro beneplácito.
De la tierra surge una nana para un despertar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario