El huerto nos proporciona herramientas
para autogestionar nuestra salud en tres sentidos:
ejercicio físico en su creación y mantenimiento,
alimentos sanos y nutritivos
y un lugar donde aromas, colores y olores se entremezclan con multitud de sonidos musicales
que invitan a relajarse y descansar al final de la jornada.
Intentaremos saborear los alimentos sin enmascarar excesivamente su sabor inicial,
tomándolos crudos o ligeramente cocidos o al vapor.
Una buena forma de cocinar los alimentos es mediante la cocina solar,
aprovechando la energía del sol para su cocción y la energía del sol al ingerir las verduras.
El huerto se convierte así
en nuestro mercado más próximo y fiable.
Sabrosos melones para la mañana,
una buena ensalada de tomates y pimientos con unas patatas asadas al sol para el mediodía,
berenjenas a la plancha con zanahorias con salsa de aceite de oliva y orégano para la noche
y una infusión de hierba luisa y melisa endulzada con estevia
para acompañar una agradable charla y prepararnos para un relajante sueño.
Un menú para el final del verano que dará la bienvenida al momento
en que los huertos vestirán el nuevo traje del otoño.
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