En los huertos sinérgicos y biointensivos aprovechamos todas las sinergias posibles entre las plantas que cultivamos. En nuestro caso el maíz nos sirve además de tutor para las tomateras
Trabajamos con huertos sinérgicos y biointensivos
Este tipo de huertos fueron ideados y practicados por Emilia Hazelip, inspirándose en el trabajo de M. Fukuoka y adaptándolos a las condiciones de Europa. En estos huertos mantenemos el suelo salvaje a pesar de estar cultivado, su fertilidad va en aumento gracias a las sinergias que se producen y facilitan: entre la tierra y los microorganismos que la habitan y enriquecen, ya que nunca removemos las capas del suelo y permitimos la autofertilización del mismo; entre las especies de leguminosas y las bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico; y entre las diversas asociaciones entre plantas y sus interrelaciones con la fauna de los huertos. Requieren un cierto cálculo y organización del trabajo, pero en nuestro caso, son huertos pequeños, cuyo diseño facilita su mantenimiento, basados en una mayor densidad de plantas cultivadas que en los huertos tradicionales. Esto hace que no se pierda productividad pero que podamos trabajar con el entorno en mejorar la diversidad. Este tipo de huertos aumenta enormemente la eficiencia en el uso de los recursos y el impacto positivo en el paisaje. No debemos olvidar que las condiciones ambientales están cambiando debido al cambio climático, esto supone que la agricultura deberá asumir nuevos retos de adaptación con respecto a estos cambios y una agricultura de pequeñas dimensiones, local y biodiversa es una muy buena herramienta para hacer frente a estos retos e ir encontrando soluciones que posibiliten la restauración, el mantenimiento y la mejora de los ecosistemas rurales, haciéndolos altamente productivos y biodiversos.
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