El huerto con la perspectiva del bosque
El cambio climático, la gestión del agua, la adaptación de las especies a las nuevas condiciones climáticas y el manejo, mantenimiento y mejora de las zonas arboladas son algunos de los retos a los que debemos hacer frente en la actualidad. Una forma extraordinaria de buscar buenas soluciones puede ser la de construir ambientes agroecológicos que se parezcan, tanto en su forma como en su funcionamiento, al bosque; buscando su característica esencial: la permanencia. La creación de bosques alimentícios, con plantas y animales trabajando juntos, se puede trasladar a nuestros huertos cuando los diseñamos con distintos niveles de cultivo, manteniento siempre los suelos cubiertos con vegetación y con acolchados para favorecer su manejo, así como el control de las hierbas y del agua; potenciando los ciclos cerrados y cíclicos en el uso de los recursos; favoreciendo la biodiversidad y la aparición de múltiples microclimas que la permitan y mantengan.
Sistemas caóticos llenos de vida y productividad
El humus irá creciendo produciéndose una cadena de consecuencias: el agua será más y mejor utilizada, habrá más plantas, las nuevas raíces colaborarán en la creación de suelos, enriquecimiento de los paisajes, estabilización del clima y una mayor rentabilidad agrícola. Sin olvidarnos de que el humus del suelo es uno de los mayores reservorios de carbono que existen, fijándolo en componentes estables y posibilitando el secuestro de grandes cantidades de CO2 de la atmósfera hasta alcanzar las deseadas 350 ppm. Crearemos auténticas granjas de carbono. La productividad se multiplicará: frutas, hortalizas, madera, miel, medicinas, biomasa, humedad, aromas, música, ... . Aparentemente serán sistemas caóticos, pero con el tiempo, este desorden será la base para su autoregulación.
El permacultivo es la aplicación de las cosas que observas a las que quieres crear.
Bill Mollison
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