Las plantas actúan como una auténtica piel del suelo, protegiéndolo de todo tipo de
fenómenos que lo degradan, enriqueciéndolo y mejorando su estructura por medio de sus raíces.
Las plantas silvestres que crecen en nuestros campos actúan como una medida de la naturaleza
para equilibrar el entorno. Al combinarlas con otras plantas cultivadas
hemos de observar bien lo que ya existe para tener pistas de cómo podemos ayudar a mejorar
los procesos biológicos del suelo. Las plantas silvestres tienen sus propias estrategias
de colonización del espacio y no tienen por qué suponer una competencia con las plantas
cultivadas. Tampoco hemos de preocuparnos de ellas, ya que cuando las condiciones no les agradan,
desaparecen, para luego reaparecer cuando estas les favorecen.
Acompañar a estas cubiertas silvestres con plantas que aporten materia orgánica,
fijen el nitrógeno atmosférico, formen micorrizas y puedan vivir en buena vecindad,
son estrategias inteligentes para mejorar el suelo de nuestros huertos y
bosques de alimentos.
En la fotografía tenemos una combinación de tres especies interesantes:
la vinagrera o trebolillo, la albahaca y la haba.
La vinagrera o trebolillo cumple importantes funciones de cubierta vegetal otoñal
e invernal, creando refugios naturales a ácaros depredadores y otra fauna auxiliar,
protegiendo el suelo y evitando enfermedades fúngicas a los frutos.
Su presencia nos indica suelos sueltos con cierta acidez. Sus tallos y hojas nos aliviarán en
caso de hemorroides y su infusión, es antiséptica de la piel.
Sus hojas, bulbillos y rizomas nos los comeremos en ensalada. Si las hervimos previamente y luego las lavamos, eliminaremos el ácido oxálico y oxalato potásico que contienen.
La albahaca alejará a pulgones y a otros depredadores indeseables. Su presencia
nos indica la existencia de suelos bien drenados. La usaremos para los casos de digestiones pesadas,
para calmar la tos y como cicatrizante en heridas abiertas.
Tanto las flores como las semillas de las habas infusionadas, actúan como excelentes diuréticas
y cocinadas, para luego consulirlas aliñadas con aceite de oliva y un poquito de sal (al gusto), además de nutritivas serán digestivas. Su presencia mejorará los suelos, aumentando su porosidad y
enriqueciéndolos en nutrientes, especialmente en nitrógeno.
Un regalo para para nuestros suelos, para nuestra despensa y para nuestra farrmacia
en la época otoñal e invernal.
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