Podemos crear pequeños huertos, auténticos espacios terapéuticos,
entre piedras. Estas evitarán la pérdida de agua por los laterales en las
épocas calurosas y calentarán las raíces en las épocas frías. A su vez,
permitirán disponer de nichos a múltiples animales,
creando pequeños oasis de diversidad.
En un espacio de 50 centímetros de altura
creamos un nivel elevado con tiestos sin fondo donde
colocaremos tomateras. En los huecos entre piedras podríamos completar
este pequeño huerto con cebollas, fresas o calabacines. Al gusto.
Al ser espacios elevados, donde podemos establecer distintos niveles de cultivo,
tendremos que agacharnos menos para mantenerlos,
su mantenimiento será muy sencillo, sin grandes costes energéticos ni gran consumo de agua.
Son espacios desestresantes, que aumentan la concentración y la autorresponsabilidad,
nuestra autoestima mejorará en estos jardines donde
las emociones se ponen a flor de piel
con sesiones de aromaterapia y cromoterapia.
Y, por si fuera poco, nos nutren y curan.
Tomates anticancerígenos, lechugas sedantes, remolachas antioxidantes,
zanahorias para la piel y los ojos, hierbabuenas digestivas, salvias antiinflamatorias
o rúculas depurativas.
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